La capacidad de los docentes de crear un buen ambiente en clase afecta positivamente a los resultados académicos de los estudiantes
Un reciente artículo publicado en Economics of Education Review por los profesores Thijssen, Rege y Solheim, de la Universidad de Stavanger en Noruega, muestra la importancia de que el profesorado establezca relaciones positivas en el aula. Los autores, al basarse en ítems de encuestas de estudiantes previamente desarrollados en la literatura educativa, concluyen que hay una variación sustancial en las habilidades de relación del docente, incluso dentro de los mismos centros educativos.
La literatura previa muestra que existen diferencias importantes en la contribución de los docentes al progreso de los estudiantes, y que los efectos de un buen profesor parecen perdurar en el tiempo hasta la adultez (Chetty, Friedman y Rockoff, 2014). Es necesario analizar las razones por las que algunos profesores son más efectivos que otros. Uno de esos factores que contribuyen a un mayor desarrollo social, emocional y académico puede ser la relación del niño con el docente y con sus compañeros. Thijssen, Rege y Solheim, autores del artículo, señalan que los niños y niñas que experimentan interacciones acogedoras y de apoyo con el docente y los compañeros muestran un mayor compromiso de aprendizaje, lo que se traduce en un mejor rendimiento académico y una mejor adaptación social.
Para establecer estas relaciones positivas, el profesor puede responder a las necesidades sociales, emocionales y académicas, fomentar actividades grupales y promover la inclusión.
Los autores miden la capacidad general de los profesores para establecer relaciones positivas mediante un ensayo controlado y aleatorizado con datos de 5830 estudiantes de educación primaria en 300 clases de 150 centros educativos en Noruega. En concreto, se realizó un cuestionario a alumnos y alumnas sobre un conjunto amplio de preguntas que reflejan varias dimensiones de la capacidad de los docentes para establecer relaciones positivas con los estudiantes y entre ellos. Se realizaron evaluaciones individuales a los alumnos en matemáticas, lectura y habilidades socioemocionales al comienzo de primero de primaria, y al finalizar primero, segundo y tercero de primaria.
Para medir la capacidad de relacionarse de los docentes, Thijssen, Rege y Solheim (2022) integran preguntas previamente validadas a nivel de estudiante en la literatura educativa. En primer término, incorporan cuatro cuestiones que miden de manera amplia la relación de los estudiantes con el docente. Estas preguntas forman parte de una versión adaptada del sistema de puntuación de evaluación en el aula (CLASS-SR, Downer et al., 2015). En segundo término, se incluye también un cuestionario que refleja las relaciones entre los estudiantes (Clima de aula de integración social y autoconcepto de preparación escolar SIKS, Rauer y Schuck, 2003). El evaluador aseguró a cada alumno y alumna que nadie conocería sus respuestas, que se mostraban como diferentes opciones a través de distintas caritas sonrientes. Para medir el autoconcepto en lectura o el interés en la lectura, se le preguntó a los alumnos sobre su competencia percibida con diversas preguntas: «¿Cómo de bueno eres en lectura?», «¿Cómo de bueno eres en encontrar el significado de palabras difíciles cuando lees?», «¿Disfrutas leyendo?», «¿Te alegrarías si recibieras un libro como regalo?» o «¿Crees que la lectura es aburrida?».
Las conclusiones de Thijssen, Rege y Solheim (2022) muestran que existe un efecto positivo causal entre la capacidad de los profesores de relacionarse y crear un buen entorno en el aula y el aprendizaje de los estudiantes, con su motivación académica, el autoconcepto de lectura de los niños y niñas y su interés por la lectura. Este impacto se produce porque la relación que el profesor construye con los estudiantes y entre ellos les proporciona una sensación de seguridad, competencia, independencia y conexión que aumenta su esfuerzo y, posteriormente, sus logros de aprendizaje. Además, parece que los niños y las niñas nacidos en hogares de bajos ingresos se benefician más de las relaciones positivas en el aula [1].
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En concreto, las estimaciones del artículo muestran que un aumento de una desviación estándar en las habilidades de relación del profesor incrementa las puntuaciones de las pruebas de matemáticas en, aproximadamente, un 4,6% de una desviación estándar (equivalente a lo que un estudiante aprende en un mes y medio de clase) y un 2,7% en lectura (casi un mes de clase). Un aumento de una desviación estándar en las habilidades de relación del profesor también incrementa en un 4,9% de una desviación estándar el interés de los niños por la lectura y en un 3,4% el autoconcepto de los estudiantes en lectura.
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