La observación en el aula mejora las habilidades de los docentes y el desempeño de su alumnado
Una investigación realizada en 82 institutos ingleses durante dos cursos escolares revela que los programas de observación en las clases entre pares mejoran el rendimiento del alumnado en Matemáticas y Lengua.
Esta práctica de observación en el aula entre compañeros contribuye a la mejora de las habilidades de ambos, y al desempeño del alumnado del docente al que se observa, pero aún más al del docente que observa.
Por tanto, esta práctica se considera una forma sencilla y eficaz de profesionalización docente. Se trata de una observación reflexiva, colaborativa, dialógica y constructiva, orientada a la mejora de habilidades de quien observa y de quien acepta ser observado.
Que un profesor observe la clase de otro compañero es la mejor forma de mejorar las prácticas docentes. Esta práctica entre docentes tiene como objetivo aportar ideas sobre cómo perfeccionar la forma de impartir una lección o sobre el manejo del aula. Este aprendizaje también puede darse en sentido contrario, es decir, que el docente que observa pueda aprender de cómo da la clase un compañero de su centro educativo. El propósito no es, por tanto, el de “fiscalizar” el trabajo de un profesional en el aula, sino de que se produzca un aprendizaje entre profesores, adquiriendo otras habilidades.
En este post nos centramos en un estudio científico que muestra que esta práctica de observación entre compañeros mejora significativamente el desempeño de los docentes.
El artículo de Simon Burgess (University of Bristol), Shenila Rawal (Oxford University) y Eric S. Taylor (Harvard University), publicado en el Journal of Labor Economics y de acceso libre, muestra que un programa de observación de clases entre profesores mejora significativamente el rendimiento de los estudiantes en Matemáticas y Lengua. El alumnado de los centros educativos que, aleatoriamente, participaron en este programa mejoraron sus resultados en 0,076 desviaciones estándar, el equivalente a lo que se aprende en dos meses de clase, en comparación con los institutos que también querían participar en esta iniciativa pero que, por sorteo, se quedaron fuera del proyecto.
El experimento de evaluación entre pares se realizó durante dos cursos escolares en 82 institutos de Inglaterra. En los centros que participaron en el programa, se pidió a los profesores de Matemáticas y Lengua de 4.º ESO y 1.º de Bachillerato que contemplaran las clases que impartían sus compañeros, usando una rúbrica estructurada y preestablecida.
Los centros educativos que también querían participar pero que, mediante un sorteo, habían quedado excluidos de la intervención, formaron parte del grupo de control, continuando con su rutina habitual.
En total, la muestra incluyó a 1300 profesores y a algo más de 28 000 estudiantes.
El análisis de la efectividad de las observaciones de los docentes en las clases de otros compañeros se llevó a cabo a través de los resultados en Matemáticas y Lengua en el examen externo y estandarizado de Inglaterra (Certificado General de Educación Secundaria, GCSE).
Los docentes de un mismo centro educativo se evaluaron mutuamente. Los efectos positivos en el aprendizaje de los estudiantes se produjeron con solo 2 o 3 sesiones de observación, de 20 minutos cada una, y una conversación entre los dos profesores.
El aprendizaje de los estudiantes de los docentes que fueron observados por otros compañeros mejoró, como cabría esperar. Lo interesante y novedoso es que el rendimiento del alumnado de los profesores que realizaban esa observación, en lugar de que fueran ellos observados, también aumentó.
De hecho, el impacto en los resultados fue algo mayor, aunque la diferencia no es estadísticamente significativa entre los estudiantes de los docentes que entraron en las clases de otros compañeros que entre el alumnado de los profesores que fueron observados.
La Tabla 5 del artículo que se reproduce a continuación confirma que los estudiantes de los docentes que observaron obtuvieron una puntuación (0,057 de desviación estándar) más elevada que el alumnado de los docentes observados (columna 2).
El gráfico 2 muestra el valor añadido de los docentes que participaron en el programa de observación en las clases. Este valor añadido de los docentes es su contribución para mejorar los resultados de los estudiantes en pruebas externas y estandarizadas.
El patrón del gráfico 2 indica que el beneficio para los estudiantes del programa de observación entre docentes fue mayor para el alumnado de profesores con bajo rendimiento previo.
Esta conclusión sería consistente con el hecho de que el mecanismo que produce el efecto positivo de esta medida es el de que los profesores aprenden nuevas habilidades.
El gráfico 2 muestra que el mayor beneficio de las observaciones entre docentes se produce entre estudiantes de profesores que se encontraban en el percentil 25 del valor añadido. Es decir, que los que más se benefician de observar o ser observados mientras imparten clase son los docentes cuyo valor añadido al aprendizaje de su alumnado está por debajo del promedio, en el primer cuartil. Por el contrario, los estudiantes de docentes que contribuían de forma destacada al aprendizaje de su alumnado ya antes del programa no se benefician de forma significativa de la observación entre pares.
En definitiva, el artículo de Burgess, Rawal y Taylor confirma que observar las clases que imparten los compañeros docentes beneficia tanto al que observa como al observado. Se produce una mejora en la práctica docente y en las habilidades, que proporciona un aumento significativo en el aprendizaje de los estudiantes.
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