¿Cómo tomar las riendas del entorno tecnológico en un centro educativo?
En la siguiente entrada traemos las palabras de un artículo publicado por Doug Johnson, el director de tecnología de las Escuelas Públicas del distrito Burnsville-Eagan-Savage en Estados Unidos. Su experiencia laboral se ha centrado en la educación secundaria. Es autor de nueve libros, varias columnas sobre Liderazgo Educativo y sobre Conexión de bibliotecas multimedia, del blog The Blue Skunk, y de artículos publicados en más de cuarenta libros y publicaciones periódicas. Doug ha trabajado con más de 200 organizaciones de todo el mundo y ha ocupado posiciones de dirección en organizaciones estatales y nacionales, incluyendo el ISTE y la AASL.
«La mejor manera de predecir el futuro es inventarlo». (Alan Kay)
El error que un profesor o una profesora puede cometer al hacer uso de la tecnología es simplemente dejar que el futuro suceda frente a él o ella en vez de comenzar a controlar y contribuir a crear su futuro dentro del aula. Pero, ¿cómo se puede hacer esto y seguir enseñando a tiempo completo?
1. Tener una visión personal sobre la educación y sobre cómo la tecnología debería utilizarse en ese contexto
Una de mis recetas favoritas para el cambio es la fórmula (indicada por Richard R. Beckhard y David Gleicher):
C = V x D x P> R
Cambio = Visión x Descontento x Primeros pasos > Resistencia.
Es importante encontrar la manera de desarrollar una visión compartida en el centro y a continuación, obtener los recursos necesarios para dar los «primeros pasos» hasta resolver las carencias tecnológicas existentes en el centro sobre recursos tecnológicos.
Los profesores que inventan su propio futuro se toman su tiempo para reflexionar y aportar una visión personal sobre lo que la educación debería ser y el rol que la tecnología juega en esa visión. A continuación modifican lo que hacen – aunque sea levemente – para avanzar hacia ese modelo educativo.
2. Poder opinar en la política de planificación y toma de decisiones sobre tecnología de la escuela
A menudo escucho comentarios como los siguientes por parte de profesores que están molestos por las políticas tecnológicas de su zona o área territorial:
«Ellos» bloquean el acceso a YouTube en la escuela.
«Ellos» nos hacen utilizar el PC, si prefiero tener un Mac.
«Ellos» no me deja acceder a la plataforma para poner notas desde casa.
«Ellos» no me deja usar mi ordenador portátil personal en la red de la escuela.
«Ellos» insisten en que tenemos contraseñas largas y complicadas y nos la hacen cambiar todo el tiempo. «Ellos» nos hacen enseñar y preparar a los alumnos para el examen.
La pregunta que me hago cuando escucho declaraciones como esta es: ¿quién es este misterioso “ellos»?, ¿son “ellos” en realidad o son el chivo expiatorio de un protocolo pobre de implementación de la tecnología en los centros?, ¿puede, un solo maestro tener influencia sobre «ellos”?.
¿Podrías cambiar este tipo de decisiones que realizan «ellos», sin un rostro claro, para que sean hechas por un conocido «nosotros»?. En el caso de que no sea así, quizá deberías planteártelo. Podría ser, incluso, una obligación profesional.
La política y la creación de normas sobre tecnología requiere de difíciles decisiones y de la implicación de las personas. En ninguna parte de las escuelas es esto más evidente que cuando se trata de establecer políticas apropiadas para el relativamente nuevo y a menudo confuso campo de la tecnología educativa.
Larry Cuban indica que a menudo surgen conflictos y no son un problema de fácil solución, sino un dilema que necesita una gestión constante. En otras palabras, la creación de políticas es un área en la que siempre existe el conflicto, sin importar lo duro que uno trabaje para resolver los problemas. Los desacuerdos en el uso de la tecnología suelen tienen dos orígenes muy diferentes, dando lugar a dos conjuntos de prioridades, por un lado un juego en poder del personal técnico y por otro el de los educadores.
Los técnicos tienen la responsabilidad de considerar la seguridad de los datos, la conservación del ancho de banda de la red y la fiabilidad de las operaciones de la gran cantidad de computadoras que existen en el centro. Los técnicos desean establecer reglas que reduzcan la probabilidad de los problemas técnicos. Llevado al extremo, esto se traduce en una mentalidad de «si no pueden tocarlo, no lo romperán». El acceso limitado, el exceso de bloqueo, y las contraseñas largas son el subproducto de dar prioridad a la seguridad, la fiabilidad y la adecuación.
Los maestros quieren tanto acceso y comodidad como sea posible. Los sistemas de seguridad que requieren múltiples inicios de sesión y que se comen tiempo de clase real, así como aquellos sistemas que poseen elevadas restricciones podrían desalentar el uso de la tecnología y de las prácticas innovadoras. Aquellos para quienes el acceso, la comodidad y la facilidad de uso son las principales preocupaciones, a menudo buscan acceso desde casa, contraseñas simples, uso del portátil personal, y que el bloqueo sea mínimo.
Ambas partes – técnicos y profesores – tienen puntos de vista legítimos, y son interdependientes. Los profesores no van a usar la tecnología a menos que funcione. Los técnicos son irrelevantes si los educadores no utilizan la tecnología.
No hay ninguna solución sencilla a este dilema permanente de prioridades en conflicto, pero sé que respecto a tomar decisiones a nivel de centro educativo: las mejores normas y directrices son las que se plantean de un modo colaborativo.
En Estados Unidos los comités de asesoramiento sobre tecnología a nivel de distrito, área o zona tienen la elaboración de políticas de gestión como una de sus tareas más importantes. Estos pequeños grupos que se reúnen un par de veces cada año se componen de una variedad de partes interesadas – profesores, personal de tecnología, bibliotecarios, administradores, estudiantes, padres y miembros de la comunidad.
A las cuestiones sobre el uso de la tecnología planteadas se les da una atención prioritaria. Durante estas reuniones, a menudo utilizo la estrategia PMI de Bono, preguntando acerca de una propuesta sobre «lo que es bueno, lo que es malo y lo que es interesante» para conseguir un debate constructivo que fluya durante las reuniones.
Es una actividad sencilla en la cual se hace una afirmación: «El área territorial, zona o distrito debe permitir que los ordenadores personales puedan acceder a a red inalámbrica del centro.» Y a continuación en pequeños grupos se hace una lista sobre las consecuencias positivas (+), negativas (-) e interesantes (?) de la afirmación planteada.
La formulación de políticas de colaboración puede tener dos resultados; o se llega a un acuerdo con el que todos pueden convivir, o se llega a un acuerdo que a algunos miembros no les gusta, pero entienden por qué se hizo. De cualquier manera, este tipo de decisiones son mejores que las tomadas unilateralmente por un anónimo «ellos».
No deje que «ellos» hagan un uso de la tecnología menos productivo del que podría tener usted como profesor. Encuentre a los responsables de las políticas en su escuela y en su zona, área territorial, etc. Si hay un comité de tecnología en su lugar, trate de participar en el y de contribuir. Si no existe tal comité, puede ejercer presión a los administradores para la creación de uno. Transforme el «ellos» en «nosotros».
3. Experiencias innovadoras
Los maestros más felices y más eficaces que conozco tienen la confianza para probar nuevos enfoques sobre enseñanza y aprendizaje con el uso de la tecnología. Y la mayoría son conscientes de que no todas las experiencias funcionarán.
Un consejo: Que el director sepa lo que va a hacer en el aula con su práctica antes de que la lleve a cabo, explíquele lo que espera lograr, y posteriormente discuta lo que funcionó y lo que no funcionó.
Los profesores con éxito en tecnología utilizan el procedimiento de «comprobación, y ajuste» durante estos experimentos, aprenden de ellos, y luego modifican o descartar las actividades que no han sido eficaces.
4. Busque un mentor, entrenador o guía
Encuentre a alguien en el centro que le enseñe acerca de las nuevas tecnologías. Considere también la posibilidad de que sea un estudiante, no un adulto.
5. Comparta la información
Ser profesional implica compartir sus conocimientos con otros profesionales. Esto se puede hacer de manera informal con otros profesores durante el almuerzo o después de la escuela y en las reuniones de personal. Las prácticas que han resultado efectivas deberían compartirse formalmente:
- En las reuniones del personal docente o del equipo directivo.
- En conferencias estatales y nacionales.
- A través de publicaciones escolares y profesionales.
- En blogs personales, «tweets», y entradas de redes sociales.
A los padres también les gusta saber cómo están usando la tecnología en el aula sus hijos. La información que pueda facilitar sobre las unidades didácticas que han mejorado con el uso de la tecnología, será bienvenida en las conferencias de padres y maestros, en el boletín de la escuela, o través de los medios de comunicación locales.
Un consejo: Si la clase está haciendo algo interesante y nuevo con la tecnología, llame a su periódico televisión local o regional para ver si estarían interesados en hacer una noticia de ello. La escuela mostraría una buena imagen y la práctica podría animar a otros a intentar algo similar.
6. Apóyese en otros y utilice un enfoque basado en la colaboración del equipo docente
En la película Dos hombres y un destino, Butch (Paul Newman) y Sundance (Robert Redford) se encuentran al borde de un acantilado sobre un río rodeados por un grupo de enemigos. Únicamente saltando juntos, tienen el valor para escapar.
Lo que podría resultar aterrador para hacer solo, a menudo se puede hacer más fácilmente con un colaborador. Los estudiantes pueden ser unos colaboradores magníficos cuando se les da la responsabilidad de encontrar la manera de utilizar una nueva tecnología.
El gigante y las hormigas: ¿Cómo se resuelven los grandes problemas?
Un guía turístico en Nairobi me contó esta leyenda sobre cómo se formaron las colinas Ngong (nudillos) a las afueras de la ciudad. Hace tiempo un gigante se había apropiado de la tierra de esa zona. Los animales de la sabana tomaron la determinación de deshacerse de él. En primer lugar actuaron los animales más grandes: los elefantes, los rinocerontes, los leones. Todos ellos fueron derrotados uno a uno por el gigante.
Esa noche todas las hormigas se reunieron y decidieron que cada una llevaría un terrón y lo colocarían sobre el gigante mientras dormía. Ellas razonaron que su falta de tamaño la sustituirían por el gran número de sujetos que tenía la colonia. A la mañana siguiente el gigante fue enterrado tan profundamente que nunca más se volvió a levantar. Todo lo que se puede ver hoy en día son los nudillos salientes de una mano (las colinas de Ngong).
Como maestros, a veces sentimos que no podemos solucionar los problemas «gigantes» en la educación. Pero les animo a considerar cuidadosamente cual es la figura que a la larga puede hacer la mayoría de las mejoras en la educación:
¿los políticos, los Departamentos de Educación, los consultores, los administradores o – cada maestro haciendo pequeños cambios cada año?