Takahashi cree que en cinco años RoBoHon estará en los bolsillos de todos los usuarios y que estos pequeños androides supondrán la siguiente revolución en comunicación. Aunque solo el tiempo confirmará si su predicción es cierta, él ya va sumando adeptos y le pide al público que, cuando en un tiempo lo vean en las tiendas, se animen a comprar su último sueño robótico.
Innovación es diversión: Los robots de Takahashi
Marta Sofía Ruiz periodista de la web SINC, la ciencia es noticia, publica la siguiente entrada sobre Tomotaka Takahashi, un inventor japonés de robots que cuenta con más de cuarenta diseños a sus espaldas, algunos de ellos de récord, como Evolta, un pequeño autómata que fue capaz de escalar el Gran Cañón del Colorado. Ahora, con RoBoHon, planea sustituir nuestros smartphones por minirrobots humanoides en menos de cinco años.
“La innovación comienza por diversión, no para cubrir una demanda”, explica a Sinc el inventor nipón después de una conferencia en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología en Alcobendas. Él sonríe cuando pasea entre las butacas, llenas de miradas atentas. Muestra orgulloso las habilidades de algunas de sus creaciones, que ha traído en un maletín. “El primer paso es divertirse creando, luego llega la parte de la monetización, como con Twitter o Facebook”.
Evolta es su primer robot de récord. Fabricado de forma que pudiera funcionar con unas pilas AA, este pequeño autómata fue capaz de escalar el Gran Cañón agarrado a una cuerda, aunque hicieron falta varios intentos. Evolta mide 7 centímetros, pesa únicamente 134 gramos y tardó 6 horas y 46 minutos en escalar los 530 metros de la garganta del río Colorado.
Takahashi muestra a este pequeño robot, agarrado a un trozo de soga. “Podría haberle puesto un motor y hacer que escalara mucho más rápido, pero así es más humano, ves cómo se esfuerza”, comenta sonriente mientras el autómata trepa acompañado de un sonido robótico.
Unos robots muy humanos
Las creaciones de este inventor nipón son pequeñas y se mueven de forma fluida, intentando imitar lo más fielmente posible el movimiento humano. Pueden caminar, correr, saltar, alzar los brazos, agacharse e incluso bailar o hacer flexiones.
El experto defiende la necesidad de que no tengan un gran tamaño y ofrece muchas razones. Apunta que los robots grandes se puede romper más fácilmente al caerse, o dañar a un humano accidentalmente, simplemente al golpearle en su caída.
En una situación más extrema, comenta, si un robot de gran tamaño se rebelara podría dañar a un ser humano. “Pero, ¿qué es lo peor que puede pasar si uno de estos pequeños robots se vuelve loco? ¿Que cambie los canales de mi televisión de forma aleatoria?”, bromea.
Robi, otro de los diseños que muestra el inventor, se caracteriza precisamente por su danza. Cien de estos pequeños androides celebraron la salida de su tercer modelo con una coreografía sincronizada. La compañía DeAgostini los comercializa en distintos países por fascículos y, tras 70 semanas, el comprador tiene un robot completo, capaz de bailar, hablar y hasta hacer flexiones.
Kirobo es otro de sus robots de récord. Este pequeño androide fue el primero lanzado al espacio, en agosto de 2013. Despegó de Tanegashima, al sudoeste de Japón, con dirección a la Estación Espacial Internacional. Tenía la misión de acompañar al astronauta Koichi Wakata, el primer comandante japonés de este centro de investigación en el espacio.
“Todo comenzó con un amigo y conmigo tomando una cerveza. No había ningún robot de comunicación que hubiera ido al espacio y decidimos que queríamos ser los primeros. Pasamos tres años trabajando en el proyecto y mucha gente apoyó nuestro sueño”, explica.
El final de los smartphones
A pesar de lo llamativas que son todas sus creaciones, RoBoHon parece estar destinado a convertirse en la más rompedora de todas. O, al menos, eso cree Takahashi, que defiende que este pequeño robot sustituirá a los smartphones dentro de cinco años.
Su diseño cabe en el bolsillo de una chaqueta y posee casi todas las funciones de un teléfono móvil. Puede llamar, enviar emails, navegar por internet y hacer fotografías. Pero, además, tiene un software muy desarrollado de reconocimiento de voz, interactúa con su dueño y es capaz de proyectar en alta calidad las imágenes que fotografía.
“La gente se está aburriendo de los smartphones. Por eso las compañías están inventando cosas como las Google Glass o como el iWatch, que no están funcionando”, explica el científico.