El papel de la familia en el uso de las TIC en la primera infancia
Afortunadamente va aumentando la conciencia de los progenitores de la influencia de las TIC en el desarrollo y el aprendizaje de sus hijos e hijas. Sin embargo, el conocimiento riguroso sobre estos procesos no avanza al mismo ritmo, lo que a veces dificulta orientar a las familias en este ámbito de su tarea. Por ello, consideramos muy interesante el estudio que recientemente (2015) ha publicado la Comisión Europea: Young Children (0-8) and Digital Thecnology.
Este informe ha sido coordinado por el Joint Research Centre y realizado por expertos investigadores de universidades de siete países, seis de ellos de la Unión Europea (Alemania, Bélgica, Finlandia, Italia, República Checa) y Rusia. En una segunda fase del estudio se han llevado a cabo otros 12 estudios nacionales, cuyos resultados conjuntos todavía no se han publicado. No obstante, hemos podido tener acceso al caso español del que comentaremos también algunas conclusiones dado nuestro especial interés por el contexto cultural iberoamericano (Matsumoto, Aliagas, Morgade, Correro, Galera, Roncero & Poveda, 2016).
Comprender mejor por qué los progenitores promueven determinados usos de las tecnologías digitales con sus hijos e hijas debe servir para ayudar a las familias y a la sociedad en general a sacar el máximo partido de estas valiosas herramientas. Este es el valor social del conocimiento.
El objetivo de esta investigación transnacional ha sido analizar qué usos hacen niños y niñas entre cero y ocho años de las tecnologías digitales (teléfonos móviles, tabletas, ordenadores y juegos), así como la mediación que los progenitores llevan a cabo en estos usos y la conciencia que tienen de las oportunidades y riesgos que con ello ofrecen.
El estudio utilizó una metodología cualitativa. En concreto se realizaron entrevistas a 81 familias y 130 niños de 0 a 8 años, siguiendo un mismo protocolo de observación que incluía preguntas y actividades conjuntas de toda la familia con los investigadores y otras por separado con los progenitores o los niños (JRC, 2015; Dreier et al, 2015). La metodología utilizada es precisamente uno de los valores del informe. Contamos con bastantes datos cuantitativos recogidos a través de encuestas, sin embargo son muy poco frecuentes los que, como en este caso, permiten una comprensión más amplia a través de las entrevistas en profundidad. La complementariedad entre ambas aproximaciones metodológicas es sin duda una riqueza.
Otro de los aspectos destacables del informe es el tramo de edad estudiado. Hasta ahora la mayoría de los trabajos de escala nacional e internacional se han venido centrando en etapas posteriores. Sin embargo, los primeros años del desarrollo son esenciales para entender cómo las tecnologías van integrándose en las actividades cotidianas de los niños y niñas. En estos años se producen avances clave en la construcción del desarrollo infantil en los que el papel de los progenitores y de los hermanos mayores es fundamental.
La última característica del estudio que querríamos destacar es la valiosa aportación de las recomendaciones que ofrece tanto para las familias como para las administraciones y otros sectores implicados en la producción y difusión de las TIC. No se trata por tanto de una investigación tan solo de carácter básico sino ante todo aplicado. Comprender mejor por qué los progenitores promueven determinados usos de las tecnologías digitales con sus hijos e hijas debe servir para ayudar a las familias y a la sociedad en general a sacar el máximo partido de estas valiosas herramientas. Este es el valor social del conocimiento.
La premisa que subyace en el estudio es que las concepciones que los progenitores tienen acerca de las ventajas y los riesgos de las TIC explican en gran medida los usos que favorecen o prohíben. De ahí que en las entrevistas se preste especial atención a explorar estas ideas, que se contrastan dentro de lo posible con las de sus hijos.
Uno de los riesgos de los que mayor conciencia tienen los progenitores es que el tiempo dedicado a las TIC pueda reducir otras actividades de ocio necesarias para un adecuado desarrollo. Los datos muestran que las TIC son un elemento importante, pero no dominante, en la vida de los niños y niñas. El uso de las tecnologías digitales está equilibrado con otras muchas actividades, que incluyen el juego en la calle y otros juegos domésticos no digitales, en especial cuando los progenitores las promueven. Es importante enfatizar la importancia de garantizar un tiempo de ocio amplio y diversificado. Cuando se favorecen distintas aficiones los niños son los primeros en querer ejercerlas. Lo que hay que cuidar son los primeros momentos en los que se crea el lazo emocional con esa actividad ayudando a que se viva como una experiencia estimulante y satisfactoria y no como una mera obligación.
El acceso a contenidos inapropiados es también un riesgo al que aluden las familias. En este caso el temor tiene más fundamento, ya que los usos on line implican problemas con los pop ups y los in-app de compras, como explican los propios menores participantes en el estudio. Los adultos están más preocupados por el acceso a la violencia y al lenguaje soez que a la sexualidad o a posibles contactos sociales inadecuados. La mayoría de los progenitores intenta limitar estos contenidos vigilando las descargas e instalaciones de los dispositivos de sus hijos, pero hay que tener en cuenta que los niños también utilizan a menudo los móviles de los adultos.
Por otra parte, estos miedos llevan a limitar a los niños y niñas de estas edades el uso on-line de las tecnologías, lo que a su vez tiene desventajas. Como se señala en el informe español, las tecnologías digitales son herramientas de comunicación y como tales deben ser también utilizadas por quienes están incorporándolas en sus prácticas sociales. Al limitar el acceso internet y a otras actividades on line, puede que los progenitores estén sacrificando la quintaesencia de los media digitales (la conectividad on line), y retrasando simplemente las experiencias de sus hijos e hijas. Un uso inicialmente conjunto y un seguimiento y supervisión continuados podrían permitir ir iniciando a los pequeños en estas prácticas en un contexto controlado.
Es necesario compartir desde el principio con los niños los argumentos de los límites que establecemos y las actividades que promovemos en el uso de las TIC.
En último término, este difícil equilibrio entre autonomía y supervisión es la constante en todo proceso de desarrollo y sabemos que la meta es ayudar a que los menores sean progresivamente más capaces de autorregular su comportamiento, en este caso los usos de las TIC. Entre las familias estudiadas se observan algunas iniciativas interesantes dirigidas a que los propios niños y niñas vayan controlando sus horarios en los tiempos de ocio, realizando un traspaso de control ajustado a las características de cada hijo. La autorregulación de los contenidos conlleva, como en el caso de cualquier otra norma, conseguir que el menor entienda la razón que la sustenta. Es necesario compartir desde el principio con los niños los argumentos de los límites que establecemos y las actividades que promovemos en el uso de las TIC, incluso cuando pensamos que no las pueden entender y hay que trasmitirles que confiamos en ellos, haciéndoles cómplices de los compromisos adquiridos.
La regulación del uso de las TIC será mucho más útil y adecuada si se comparte por las distintas figuras que ejercen influencia educativa sobre los menores. El informe ilustra interesantes ejemplos de la interacción de los niños con sus abuelos en actividades mediadas por las tecnologías y también la positiva repercusión de los acuerdos establecidos por los progenitores de familias cuyos hijos juegan juntos que refuerzan claramente el fundamento de las normas ante ellos. Los hermanos mayores constituyen asimismo una fuente de aprendizaje muy relevante. Son modelos para los más pequeños y a veces ayudan a estos en la iniciación a su uso de una forma más ajustada que las de los adultos.
La naturalidad con la que los niños y las niñas de hoy en día interaccionan con las tecnologías, no debe hacernos olvidar que estos menores, como todo sujeto en desarrollo, “se inician” en uso de las TIC por los procesos que se llevan a cabo en cualquier práctica social: el aprendizaje de nuevas competencias a través de la interacción con otros en un contexto regulado socialmente. Las TIC son “naturales” en tanto en cuanto forman parte indisociable de la vida cotidiana de estos niños, pero son un producto cultural y, como tal, su uso se aprende, ya sea de forma incidental o deliberada. En este sentido nos parece muy sugerente la reflexión que plantea el equipo de investigadores alemán:
También sería ingenuo pensar que los progenitores, por el hecho de serlo, saben cómo realizar adecuadamente este acompañamiento. El estudio pone de manifiesto que el nivel de conciencia de las ventajas y los inconvenientes difiere notablemente entre las familias. Por ello, las sugerencias que se ofrecen en los documentos, de las que aquí solo hemos hecho breves apuntes, podrían orientar intervenciones planificadas y sistemáticas de los responsables de este ámbito educativo.
Referencias
- JRC (2015). Young children and digital technology: A qualitative exploratory study; 2015-2nd. Consultado el 22 de marzo de 2016 en https://publications.jrc.ec.europa.eu/repository/handle/JRC93239
- Matsumoto, M., Aliagas, C., Morgade, M., Correro, C., Galera, N., Roncero, C. & Poveda, D. (2016). Young children and digital technology: A qualitative exploratory study. National report: Spain. Consultado el 22 de marzo, de 2016 en https://repositorio.uam.es/handle/10486/669336