Las altas capacidades en el aula: 10 webs para comprender mejor a estos alumnos

Cuando hablamos de altas capacidades tenemos que ser realistas y aceptar la idea de que los sistemas educativos no han atendido de manera adecuada a estos alumnos. Las razones de que esto haya ocurrido son varias y no todas tienen un único responsable: las altas capacidades no han recibido durante mucho tiempo por parte de la comunidad científica la importancia que requieren, por lo que ni se desarrollaron sistemas de identificación ni tampoco estrategias específicas de atención para este tipo de alumnos.

Además, ha existido la falsa creencia de que el niño “superdotado” tiene las herramientas suficientes para superar con éxito la etapa escolar sin ayuda, por lo que si no lo conseguía, o bien es que no tenía altas capacidades, o bien es porque era un vago. De cualquiera de las dos maneras, el niño seguía sin recibir atención especializada.

Aunque no es bueno generalizar podemos decir que estos niños empiezan a presentar problemas de adaptación y de aprendizaje en Primaria, y si no son tratados de manera correcta este problema empeora en la ESO cuando las tareas se vuelven más rutinarias y el ritmo de la clase ya no motiva tanto a estos alumnos.

Para el niño con altas capacidades las tareas repetitivas sobre conceptos que ya controla son altamente desmotivantes. Cuando el docente no sospecha que el niño puede tener altas capacidades puede entender en el desdén del niño hacia esas tareas una actitud de pasotismo o incluso de rebeldía. Son muchos los alumnos con los que he trabajado en los últimos 20 años que me han transmitido comentarios muy negativos por parte de sus docentes sobre su rendimiento. Cuando el alumno con altas capacidades se aburre deja de prestar atención en clase, y cuando ocurre esto llegan, de manera irremediable, las bajas calificaciones.

Lo habitual cuando el niño se aburre en el aula es que deje de preguntar. En un medio que le resulta hostil, donde se aburre y además percibe que puede ser dejado de lado por sus compañeros si destaca demasiado, el niño puede tratar de ocultar su potencial. De repente el niño ya no destaca, no pregunta, intenta integrarse en el grupo del aula pero claramente no disfruta de las actividades, y en muchas ocasiones en el patio intenta relacionarse con los mayores o con los profesores.

Ocurre también que muchos padres prefieren no comentar en los centros educativos que sus hijos están diagnosticados con altas capacidades. Malas experiencias previas que les han obligado incluso a cambiar de centro les llevan a tomar esta decisión, y de esta manera el niño sigue sin recibir la atención que requiere. La importancia de identificar correctamente a los alumnos con Altas capacidades es vital. No me refiero solo a obtener un CI y a partir de ahí clasificarlo, eso si se me apura puede ser lo de menos. Lo importante es descubrir cómo es el niño y en función de esto intentar darle una respuesta personalizada en el aula.

Según la estadística aproximadamente un 2,8% de la población tiene altas capacidades (https://www.altascapacidadesytalentos.com/estadisticas-altas-capacidades/). Esto supone que en una clase de 30 alumnos es muy posible tener al menos un alumno de este tipo. Piénsalo: ¿realmente esta sociedad puede permitirse perder lo que pueden llegar a ofrecer estos alumnos?