La adquisición de las habilidades para poder leer y escribir, ha supuesto una revolución para la transmisión del conocimiento. Sin embargo, teniendo en cuenta un contexto histórico, es una herramienta de reciente aparición si se considera cuándo ha comenzado a utilizarse por la mayor parte de la población.
En la siguiente figura, se representa cómo se ha extendido esta habilidad desde el año 1475 hasta 2015 en la población de diferentes países. En la actualidad, en la mayoría de países industrializados el analfabetismo apenas llega al 2%.
Inteligencia sin problemas, dificultades con el código
Dislexia significa dificultad con las palabras (dis = no o dificultad y lexía = palabras). Se caracteriza por presentar dificultades con la detección o con el reconocimiento fluido de palabras y por unas habilidades deficitarias para deletrear o decodificar lingüísticamente. Casi cada grupo de clase presenta un niño o niña con dislexia.
La dislexia parece no estar relacionada con el nivel de inteligencia (investigación Universidad de Yale). No es un problema de inteligencia es un problema de manejo del código lingüístico, de dificultad para leer y a menudo también para escribir.
Cómo funciona el cerebro en la dislexia
La dislexia es una dificultad específica de origen neurobiológico. Pero, ¿qué zonas del cerebro presentan diferencias entre sujetos disléxicos y no disléxicos?.
Diversos estudios señalan dificultades relacionadas con un buen funcionamiento del hemisferio izquierdo y más específicamente con el área o corteza temporal, tradicionalmente relacionada con áreas cerebrales involucradas en la comprensión y producción del lenguaje.
Se han encontrado un menor cantidad de materia gris en el área parietotemporal que en los no disléxicos (Booth and Burman, 2001) así como menos materia blanca (Deutsch, Dougherty, Bammer, Siok, Gabrieli, & Wandell, 2005)
La mayoría de diestros que representan el 90 % de la población presentan un tamaño mayor en el hemisferio izquierdo respecto al derecho (asimetría). Sin embargo los diestros con dislexia presentan un tamaño similar comparando el hemisferio izquierdo y el derecho (Heim and Keil, 2004). La áreas en cuestión que plantean dicha simetría parecen estar implicadas en problemas para leer y deletrear.
Existe hipoactivación en áreas implicadas en la lectura e hiperactivación en otras áreas cerebrales para compensar la anterior hipoactivación.
¿Podemos medir y observar estas dificultades neurobiológicas en el alumnado con dislexia?
Es difícil evaluar el cerebro de un niño o niña para llegar a tal nivel de precisión. Así mismo el uso de tecnología sofisticada, como es la Resonancia Magnética Funcional, es caro y la interpretación de los resultados compleja.
Además, tanto el número de niños identificados como normales cuando realmente tienen un problema (falsos negativos) como de aquellos que tienen un problema cuando en realidad son normales (falso positivos) deberían ser un menor porcentaje para que las técnicas de imagen cerebral fuesen utilizadas como una fuente fiable de apoyo al diagnóstico.